Ella comprendió que esta «propriocepción» es como los ojos del cuerpo, es la forma que tiene el cuerpo de verse a sí mismo. Y “si desaparece, como en mi caso, es como si el cuerpo estuviese ciego”.
Eve Bailey, esculturas para bailar
Un elemento así, definitivamente debería estar en todas partes: en las oficinas, en las escuelas, en las calles, o en el salón de mi casa. Es orgánico y atrayente, y, lo más importante, invita a repensar nuestra actitud sobre la idea de “sentarse”, precisamente porque plantea todo tipo de posturas cambiantes, y rechaza la idea de una sola postura “correcta”.
Del espacio al cuerpo, o la dimensión poética del vacío
No sé si puede existir una noción que contraste más con nuestra concepción occidental del tiempo y el espacio, desconectados entre sí. La idea radical de que el espacio vacío no existe, que el tiempo llena los espacios y los relaciona. Me transporta a un tiempo mucho más sostenido y a un movimiento más atento y cuidadoso, a una atención hacia todo lo que me rodea, a una presencia más consciente.