"Herramientas psico-corporales para la arquitectura y el interiorismo" se ha convertido en una serie de artículos para facilitar la lectura, pero empezó como uno solo. La invitación es a leerlos en orden: attunement, sensorialidad y embodiment.
El trabajo de diseño interior requiere de nosotros definir cada proyecto armonizando los diversos elementos -el color, los materiales, la distribución e integración del mobiliario. Exige depurar y refinar cada idea y decisión hasta encajar todas las piezas. Aprendemos de los grandes referentes y de sus propuestas. Aprendemos las diversas teorías y a dominar las herramientas de visualización de los espacios para transmitir nuestras propuestas.
Sin embargo, existen algunas claves que no suelen formar parte de la formación en diseño, relacionadas con nuestra percepción -el resto de sentidos además de la vista-, y el desarrollo de algunas capacidades psico-corporales. Son herramientas que configuran lo que habitualmente atribuimos a “la intuición”, ese sexto sentido que permite que nuestros diseños sean realmente eficaces y atractivos. ¿Y si ese “sexto sentido” pudiera entrenarse de forma consciente y efectiva?
Todas los ámbitos del diseño, desde la ergonomía, la proxémica, la biofília, hasta la composición y la teoría del color pueden aprenderse de forma teórica o pueden, además, incorporarse (esto es, adquirirse y desarrollarse mediante el cuerpo hasta formar parte de lo que somos) y convertirse en la base más sólida que pueda desear cualquier diseñador. La neuroarquitectura nos proporciona los estudios que por fin demuestran con datos la incidencia directa del diseño de los espacios interiores, de los edificios, del mobiliario, etc., en el bienestar de las personas (y del entorno y de todos los seres con los que convivimos). Nuestra tesis aquí es que la siguiente iteración en la implementación del conocimiento que aporta la neuroarquitectura pasa por incluir dinámicas y herramientas psico-corporales en la formación de los diseñadores, específicamente:
- Attunement -una capacidad psicológica elemental en los procesos de terapia-, que permite de entender las necesidades de nuestros usuarios más allá de lo que nos comuniquen verbalmente.
- Embodiment -la capacidad de pensar mediante el cuerpo y el movimiento al identificar claves sensoriales-, que nos facilita reconocer las necesidades psico-corporales de los usuarios, desarrollar estrategias para optimizar cada aspecto del diseño en función de esas necesidades y apreciar cómo el espacio las recoge y acoge… o no.
En este artículo exploraremos cómo el attunement puede integrarse en nuestro bagaje como diseñadores, entrenándonos y sensibilizándonos para reconocer en profundidad las necesidades de nuestros usuarios y acogerlas de manera proactiva en nuestras propuestas. En el siguiente, hablaremos del embodiment y su interés para el diseño de espacios.
Charles Eames dijo: “el rol del diseñador es el de un muy buen anfitrión, que se anticipa a las necesidades de sus invitados”. Abrazando ese propósito, consideramos imprescindible incorporar a nuestros recursos estas herramientas –attunement y embodiment. Son dos destrezas que se construyen y se entrenan. Hacerlo nos permitirá entender el porqué de nuestras intuiciones, y desarrollar argumentos sólidos concretos y eficaces involucrados en los espacios y usuarios de manera personalizada y cómplice. Empecemos.
¿Qué es el attunement?
Si la empatía es un proceso de resonancia emocional, ese proverbial “ponernos en la piel del otro”, el attunement es una actitud personal proactiva en las relaciones para conseguir una mayor harmonía.
Erksine lo define de forma más compleja: “una sensación cinestésica y emocional en que se sintoniza con los demás en ritmo, afecto y experiencia al estar metafóricamente en su piel e ir más allá de la empatía para crear una experiencia bipersonal de conexión ininterrumpida y proporcionar un afecto recíproco y/o una respuesta resonante” (1). Énfasis personal en cinestésica.
Dicho de forma simple, attunement es una sintonización proactiva con los demás. Empatía en acción. Una persona con esa capacidad de sintonización bien desarrollada responderá en la relación con el comportamiento y lenguaje acertado: sabrá escuchar más allá de las palabras, encontrará la emoción oculta tras la actitud y las formas y sabrá responder con el tono, la cercanía y el tiempo apropiados; sabrá qué decir, y sabrá callar o esperar, si es necesario. Como sociedad, esta calidad de relación se entiende como necesaria y especialmente importante en las relaciones con los más pequeños, desde bebés a adolescentes. Los terapeutas, los cuidadores, hacen del attunement su forma de trabajo constante. Pero es una cualidad de relación que todo el mundo necesita.
Sin embargo, entrar en attunement es complicado, casi un arte. El estado en el que una persona es capaz de sintonizar adecuadamente y responder (que no reaccionar) a las emociones de otros depende en gran medida de la capacidad interna que tenemos para regularnos a nosotros mismos y lo cierto es que, en general, andamos muy mal regulados. Vivimos con presiones de todo tipo, en entornos saturados de estímulos excesivos. Nuestros sistemas nerviosos se encuentran absolutamente sobrepasados, tenemos pocos momentos para descomprimir emociones y restaurar el equilibrio interno; especialmente, tenemos poco conocimiento de cómo hacerlo de forma eficaz.
Por eso, diseñar espacios desde el attunement es tan importante. Hacerlo supone ofrecer a las personas una forma pasiva de cuidado. Cuando nos faltan herramientas para auto-regular nuestro sistema nervioso, el diseño puede proporcionar los estímulos adecuados para que el entorno favorezca esa regulación.
Es una filosofía para el diseño que se contrapone a una tendencia que ha descuidado e incluso maltratado a sensibilidad y sensorialidad humana. Cuántas veces se han menospreciado las necesidades psico-físicas de los usuarios al primar lo -aparentemente- económico y lo supuestamente “funcional”, en una concepción mecanicista de las personas y sus acciones. Afortunadamente, los estudios en neuroarquitectura demuestran los beneficios que tiene considerar el bienestar -a todos los niveles- al diseñar los espacios en todos los sentidos, incluyendo beneficios en productividad y economía.
Y para seguir entendiendo la importancia del attunement en el diseño, podemos profundizar en cómo influyen en el cuerpo y la psicología los distintos elementos del espacio y en cómo esta herramienta puede guiarnos para cuidar los impactos sensoriales al diseñar.
Referencias
(1) R. G. Erksine, (1998) Attunement and involvement: therapeutic responses to relational needs. International Journal of Psychotherapy, Vol. 3 No. 3,