Si podemos ser conscientes de la información que nos transmite el cuerpo y conocemos las preferencias culturales de los usuarios y sus significados, las posibilidades de diseño de los espacios alcanzan cualidades insospechadas y muy valiosas. Ahora mismo, tal vez sin saberlo, estamos inmersos en una reevaluación proxémica, una reevaluación de las distancias vitales, íntimas, personales, sociales.