Cuando se va tan lejos y tan alto, se reconoce uno bien en un estado de imaginación abierta. La imaginación entera, ávida de realidades, de atmósfera, aumenta cada impresión con una imagen nueva. El ser se siente, como dice Rilke, en la víspera de ser escrito. “Esta vez voy a ser escrito. Soy la impresión que va a transponerse”